Fuimos llamadas para continuar nuestro camino hasta algunas cuadras más adelante, donde nos sorprendimos al ver un autobús con personas adentro que nos estaban esperando, solicitaron que los siguiéramos hasta la sede de la UOE (Unidad Operaciones Especiales) de la policía local. Allí el Jefe del Comando, el Oficial Richard González nos recibió, indicó donde debíamos estacionar nuestros carros, nos hizo recomendaciones, nos dio sus números telefónicos (por cualquier eventualidad), y aún más destacó a dos de sus agentes quienes armados nos escoltarían todo el tiempo en nuestra caminata. Así que ahora éramos además de nosotros cinco, dos efectivos, varios estudiantes universitarios, seis jóvenes integrantes del Grupo SAD (Salvamento Auxiliar de Desastres) con su equipo de primeros auxilios, un guía (Guillermo Infante),Teobaldo y sus dos hijos; En total 22 personas, sin contar el chofer del bus. Todos fuimos registrados en el Comando con nombres y documentos de identidad, el Jefe González nos explica que la zona que visitaríamos es peligrosa en el sentido que la utilizan muchos maleantes y mal vivientes. Nos tranquiliza saber que vamos super- bien custodiados.
En el autobús nos llevan hasta la base del Cerro “La Guamita” 1-100 m., que no está muy lejos del Comando, por un camino de tierra en 20 minutos estamos allá. Es éste nuestro primer objetivo..Son las 9.40 a.m., Guía adelante, el grueso del grupo en el medio y los custodios atrás y adelante se turnan en el camino..Avanzamos por un camino ancho no asfaltado plano que en recorrido de 300 metros ya nos lleva hasta el Primer Salto del río, algunas personas se bañaban en él, no es muy bonito que digamos, el agua en un único chorro cae desde lo alto unos 10 m. y se empoza en un espacio circular mitad natural y mitad artificial por paredes contenedoras de un brocal de piedras. El agua luce oscura , pero en el desaguadero se torna cristalina, es como un pequeñito “hueco” en el recodo de la montaña. Al atravesar el río comenzamos la subida en cuesta pronunciada hacia la montaña, la maleza por todas partes está muy seca, caminamos sobre abrojos y bastantes hojas secas caídas.
El final del sendero es una formación de grandes rocas naturales, unas encima de otras y desde las más altas se desprende un potente chorro de agua, al caer forma una piscina natural ancha y profunda con suelo arenoso, con piedras resbaladizas a su alrededor. A veces algunos visitantes osados se bañan allí, preferimos no hacerlo…Susto….
De allí el río se angosta, pero va cayendo con fuerza entre piedras hacia una especie de cañada. Quise verlo desde más cerca y acompañada de mi amiga Thamara, el guía y otros jóvenes, nos atrevimos a bajar la cuesta, aunque no largo es dificultoso, es tierra suelta llena de piedrecillas, los pies ruedan por ellas, las ramas para agarrarse están secas y quebradizas no son confiables para agarrarse de ellas. Apoyándonos firmemente en nuestros pies y manos, casi “sentadas a veces” logramos llegar al fondo. El espectáculo de la cascada es precioso visto desde este ángulo. Se ha formado una cueva por la fuerza del agua, hay pozos profundos, el agua corre con fuerza..Tomamos fotografías y desde arriba nos llaman para reanudar el camino. La subida es más fácil. Tomamos ahora otra dirección, opuesta a la que empezamos. Subimos un corto camino encementado que nos lleva a la casita de dos lugareños a los que solicitamos permiso para pasar por sus predios, por supuesto lo primero que me recibe son los ladridos y acercamiento no deseado de un perro inquieto..Yo me escondo detrás de uno de los agentes para pasar “y que inadvertida”.. Caminamos entre malojos altos e irritantes y mucha vegetación reseca y en algunas partes quemadas por el fuego. El sol ahora si que está “bien caliente”, arde la piel, el calor sofoca, la sed nos agobia, no es recomendable beber el agua del río (que ahora no vemos ni oímos) así que hay que racionar el agua potable que llevamos. Algunos de los participantes se cansan y “descomponen un poco” debido a la alta temperatura. Descansamos y luego de un rato alcanzamos la “cumbre” del cerro 1.100 m. lee el altímetro, damos la vuelta a una curva y ahora el ambiente se vuelve más suave.
El camino angostico serpentea entre frondas, árboles altos (Mijaos, Jabillos, Caobos, flores de Riquiriquí, se oyen cantar los pájaros, vuelan hermosas mariposas. Algo anecdótico: Al pié de un alto caobo, se desprendió parte de su corteza en un trozo bastante grande, debe pesar sus buenos kilos, pero ello no es óbice, para que Corina le “ponga el ojo”. Así que cuando veníamos de regreso, ella cargó con su “quintal de preciosa madera” durante un buen largo rato, claro que la ayudaron algún ratico..Y todo porqué ya visualizaba la hermosa talla o escultura en la que transformaría tan preciado tesoro..Estaremos pendientes de verla y de saber cuanto le duelen los brazo al día siguiente.
Largo tiempo nos llevó llegar a una bajada y al río promisorio para el baño, pero nuestro guía no nos dejó quedar, con mucho cuidado me toma de la mano y me hace subir por encima de unas rocas altas semi-lisas y posteriormente bajar por un corto sendero escondido entre la maleza y las piedras, bastante inclinado. Bajamos como pudimos usando todas las técnicas incluyendo el “culi-cross”, se oía un bramar de agua…pero ocupada con lo mío no me atrevía a ver más nada…ya abajo..Oh maravilla…La Cascada Cola de Caballo (20/25 m.aprox. de caída). Se llama así porque al caer con fuerza forma una onda o desnivel semejante a la cola de este animal. Forma una poza grande, ancha, al despeñarse forma una cortina de lluvia que se disuelve en espuma que dispersa el viento.
Algunos no esperamos el almuerzo, con premura nos desvestimos y de inmediato nos lanzamos al agua, fresca, fría, reconfortante y creo que nuestro placer era tan evidente , que muy pronto casi todos estaban en el agua. Sven me dejó asombrada al verlo tan impasible y seguro de si al nadar por detrás de la caída de agua…Pesar sentí al ver a los dos agentes que sudorosos, que sólo se permitieron quitarse su chaleco antibalas y abrirse la camisa para sentir un poco de aire, estaban de servicio y no podían acompañarnos a nadar. Sus miradas tenían un deje de cierta sorna de envidia envidiosa, porque el calor los aplastaba…Ya les tocará en otra oportunidad Aracelys…
Luego del baño, el almuerzo, sesión de fotos y de grata conversación..Y a devolvernos. Eran las 3 de la tarde…Vimos algunos focos de incendio lejos y cerca de nosotros..El verano y la consecuente sequía ya se presentan con fuerza.
El autobús nos esperaba puntual y nos devolvió donde teníamos nuestros vehículos..Allí nos despedimos de todos, agradeciendo su compañía alegre, cordial, sana, gentil y amable que compartimos en esta excursión sabatina, prometiendo volver.. Agradecemos también la colaboración de los organismos oficiales y privados, la eficiencia de los agentes de la UOE, la logística del amigo Teobaldo, la paciencia del guía Guillermo.
Nosotros cinco luego de una “parada” obligatoria para cargar gasolina y refrescar nuestra sed con bebidas frías, tornamos a Caracas, felices por la mutua compañía, el maravilloso día compartido y por haber conocido una ruta nueva de esparcimiento..
Nos vemos en la próxima,
Edilia C. de Borges
Fotografías: Rosana Langerano
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