sábado, 6 de septiembre de 2008

Fila “El Loro”- Serranía del Interior

Sábado 23.9.2006

Las montañas del sur esconden muchos tesoros. El espacio es extenso. Las rutas conocidas hacia ella abundan “escondiditas" y resguardadas” por los pocos campesinos que allí viven y quienes se han ido transmitiendo información de una a otra generación. También es tentador terreno para aquellas personas, como nosotros, a quienes les gusta explorar y descubrir paisajes nuevos.Bajo esta premisa, este sábado 23, apenas amaneció, mis amigos y yo desde Caracas tomamos rumbo a los estados Miranda y Aragua, buscando llegar a la Fila Maestra de la Serranía del Interior, donde todavía existe selva nublada. Nuestro interés también se centraba en recolectar especies botánicas, objetivo que logramos gracias a la gran cantidad de especies que alberga, por ejemplo un viejo árbol caido, lleno de epífitas de todo tipo, algunas nunca vistas.



Después de hacer “varios toques técnicos” en la vía para visitar amigos en algunos viveros afiliados a Avepalmas y dejarles material para la ampliación de su valiosa propagación de árboles y palmas, nuestro norte nos llevó al Sector Campo Alegre, bien lejos de la carretera, por un camino que se adentra en la montaña. Encontramos un cartel señalizando la Finca Santa Bárbara, que tiene, según nos informó su actual propietaria, 500 años de establecida. Al principio se extendía por muchas hectáreas llegando sus límites hasta el Sector El Loro, fue parcelándose a medida que nuevos dueños la adquirían. La sección que queda hoy día, es medianamente grande y en ella nacen 6 manantiales de agua que independientemente llevan sus aguas al cauce del río Zuata, uno de los afluentes del embalse de Camatagua.Interesante las diferentes especies de plantas medicinales y hortalizas, que la señora de la casa cultiva con cariño y esmero, zarzaparrilla, jengibre, cúrcuma, habichuela y cantidades de frutas, nos da una cátedra de las propiedades de la medicina natural. De la antigua casona quedan pocos vestigios, sobre ellos se construyó la estructura actual, sin embargo persisten algunos trechos de piso en ladrillos, vigas de maderas en los techos, puertas con manillar de cobre, y una preciosa habitación donde reinan los helechos, invaden todo el espacio, hasta colgando del techo y no sólo criollos, sino también de extracción extranjera, oscurecen el espacio y resguardan viejas máquinas procesadoras de café y un vetusto tinajero. Son muchas e interesantes las historias por contar de la Sra., pero será en otra oportunidad no teníamos tiempo para quedarnos.





Proseguimos nuestra marcha bajo un techo de bambúes, ascendemos por un camino de tierra poco transitado hasta llegar a otra hacienda, ”La Barquera” es ésta la última casa que veremos, más allá todo “es monte y culebra”. Descendientes de los antiguos dueños, la cuidan. Tiempo atrás fue cobijo de caballos de carreras que se destacaron nacional e internacionalmente, otroras glorias del pasado. Traen reminiscencias las fotos en las paredes de los eventos con fechas 1956, 58…


Hermosos jardines donde las flores de todo tipo conviven, variedad de heliconias y crotos, árboles frutales de limoneros, aguacates, cambures, mangos, guanábanas, guayabas, que maravilla de cultivo de albahaca... Gentil nuestro anfitrión nos brinda bebidas frías y amena conversación. Pasado un tiempo prudencial, uno de sus empleados nos acompaña hasta el sitio donde comenzaremos nuestra caminata. Son las 11.47 de la mañana y estamos a una altitud de 800 m.s.n.m., admirando el precioso entorno circundante, tomando fotografías, recogiendo muestras de plantas,se nos fue yendo el tiempo y para cuando llegamos a la Fila Maestra, no muy lejos del Topo Santo Domingo, estábamos a una altitud de 1.120 m.s.n.m.



Allí bajo la sombra de frondosos árboles, acompañados por una curiosa mariposa azul, almorzamos. Luego seguimos nuestra caminata en terreno plano hasta donde comenzaba a descender, desde allí nos devolvimos y con paso mesurado, regresamos a la hacienda donde dejamos nuestro vehículo. El reloj marcaba las 2.47 p.m. - un paseo lindo de 3 horas.


Con una última visión de un hermoso caballo de “coleo” cuyo dueño estaba de visita, nos despedimos.Sin prisa descendimos la ruta que comenzamos en la mañana y cargados cada uno de nosotros con frutas, plantas, flores y el recuerdo de un día precioso y compañía agradable, retornamos a nuestras casas.

Nos vemos en la próxima.


Edilia C. de Borges


Fotografías: Rosana Langerano

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